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jueves, 30 de octubre de 2014

MAPA DE EMPATÍA

Se trata de un alumno de 14 años con discapacidad intelectual ligera y TDAH.
¿QUÉ DICE?
 • Me voy a portar bien.
 • Yo soy bueno.
 • A veces me pongo nervioso.
 ¿QUÉ HACE?
 • Tira cosas por la ventana.
 • Escupe a los compañeros.
• Tiene rabietas.
 ¿QUÉ VE?
• Ve que es el centro de atención.
 • Los compañeros se agitan.
• El profesor se enfada un poco.
 • Los padres se enfadan.
¿QUÉ ESCUCHA?
• Gritos y risas de los compañeros.
 • Regañinas del maestro.
 • Regañinas de los padres.
¿QUÉ LE FRUSTRA?
• No sentirse querido.
• No tener recompensas o premios.
• Que le regañen constantemente.
 ¿QUÉ LE MOTIVA?
• Obtener tiempo de juego con el ordenador.
• Que sus compañeros quieran jugar con él.
• Ver que puede hacer cosas y se le reconozca.
 ¿QUÉ LE CALMA?
• Salir del contexto.
• Que le hablen despacio.
 • Que le marquen normas sencillas con apoyo visual.
 • No sentirse rechazado.

PRESENTACIÓN

Mi nombres es David Moyano. Soy maestro de P.T. y con este curso espero aprender herramientas útiles para trabajar con niños con TDAH.

miércoles, 29 de octubre de 2014

TODOS SOMOS DIFERENTES

                                                                       EL MUNDO
                                                                                
. Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. - El mundo es eso - reveló -. Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende. El Libro de los Abrazos- Eduardo Galeano. Cada uno de nosotros somos diferentes y debemos aprender a brillar lo máximo posible. El TDAH no es razón para no hacerlo.